Por qué no te atreves
a cambiar tu destino
y a volar con mis alas
hacia la libertad.
Por qué no te atreves...
Hay un lugar más lejos
de esta cita obligada cada tarde
a las cinco.
Los mismos perdedores,
la misma mesa de esta taberna antigua.
La fiel monotonía se sienta con nosotros
y nos invita
a elevar nuestras copas y a brindar
por los días tranquilos que acontecen
sin dolor y sin dicha.
Reposan tus cabellos en los hombros cansados
y hay resaca en tu aliento.
Caminas por los años
sin descubrir paisajes que se abren ante ti.
Por qué no te decides a inventarte de nuevo,
a renacer conmigo antes de que la noche
nos cierre las fronteras y los sueños.
Allí estaré.
No tardes.