Cruzo las calles de esta ciudad de paso.
Huyo de ti de mí,
del abismo de asfalto que separa
tu destino y el mío.
Gritas mi nombre y no te digo adiós.
Sobran las despedidas.
Ojalá que mi ausencia despierte tu mirada,
te levantes mañana y agradezcas la dicha
de habernos conocido un lunes de tormenta,
tendidos junto al fuego,
al calor del instante.