Errantes, frente a la noche solos. Con la palabra como única compañía. La palabra hecha canto. La palabra como salvación, como catarsis. Mientras la luz nos niegue.

sábado, 24 de febrero de 2018

MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS

No hay fechas señaladas
en aquel calendario del año 86.
Intacto,
permanece guardado en el cajón.
Aún desprenden sus hojas un olor amarillo.
No hay marcas que dotaran a alguno de sus números
de un color especial.
Los días y los meses ya vencidos no cesan de morir.
Le pregunto a mi suerte y me pregunto:
por qué tanto abandono...
Quién levantó los muros y detuvo mi marcha...

Es la venganza de todo lo perdido.

Si he de rendir cuentas,
agradezco al destino que responda por mí.

sábado, 3 de febrero de 2018

MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS

Un aroma humeante se expande por la casa.
Inicio el ritual:
escojo una camisa mal planchada,
me ajusto el cinturón,
y apuro con premura una taza de café.
Escucho las noticias.
Deja un  regusto amargo el café muy cargado.
Y busco en los bolsillos
las llaves y el motivo de la lucha,
la razón de existir,
el precio de estar vivos.
Dónde aferrarnos...

Deja un regusto amargo
el pan recién tostado y el dolor de los otros.

Seguir, seguir tan solo.
Caminar hacia un norte que apenas se vislumbra.
Seguir tan solo. Seguir, sin más certeza
que el aliento del mundo.

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