Sentada en el sillón,
al brillo de una lámpara,
aguardaré detrás de las persianas.
Después,
cuando culmine el sol,
perdurarán las cosas que tanto amé...
Aquel libro de páginas muy blancas
que a ratos escribí,
y un poema sin firma,
y mis años tan quietos en el álbum de agua
que baña mis rodillas y me inunda,
trago a trago,
de vida.
La estancia va amueblando sus rincones
de momentos y risas.
Por las rancias techumbres cuelgan racimos
de un fruto inalcanzable.
Y mis años tan quietos en el álbum que evoca la realidad
cuajada de existencias,
la realidad que fue
y que hoy invento.
Una mancha de tinta y una letra imprecisa
cierran historias de soles que culminan,
de renglones intactos que pasaron sin gloria.
Historias entre líneas de escarpada andadura,
que insisten, que perviven detrás de las persianas,
junto a las cosas que tanto amé.
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