Crecen las sombras,
y un silencio de voces estremece
el color de la tarde.
Crecen. Como el vacío, crecen.
Abrazan y se aferran a los cuerpos que yacen
y ocultan la esperanza y el miedo entre los labios.
Crecen. Como la ausencia, crecen.
El cielo es un adiós que llora en cada pecho.
La tierra su sendero.
Crecen. Como el recuerdo, crecen.
La tierra es el destino que lleva y no conoce
regresos que rediman la herida de la piedra.
Crecen. Como el olvido, crecen.
El cielo es el adiós.
La tierra su camino.
Genial.
ResponderEliminarComo es costumbre en su autora: una verdadera bordadora del sentimiento y la palabra bien hilada, con coloridos tonos de melancolía.
Como es costumbre en usted, una crítica bellísima, propia de un entendido en la materia. Un abrazo, Pedro. Hasta siempre.
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