Peregrina
hacia un lugar donde batirme en duelo
con la niña de agua que me crece.
Peregrina desde la entraña muda,
oculta en las ruinas,
atenta al corazón que se desborda,
en hálito febril,
por las prietas murallas de la carne.
Fugitiva en la niña que confiesa mis ansias
voy
hasta donde se mecen los primeros arrullos,
la caricia rendida arrancada de un tiempo
que conmigo camina.
Un tiempo que me niega
y siempre me acompaña.
Al acecho,
velo a la niña que reposa
en mi pecho de espumas,
y un corazón se tiende
y hace playa en su vientre.
Vierte la niña la sangre de mis venas
para nadar a orillas de azules transparentes,
para crecer en aguas con blancura de cisnes.
Peregrina de arenas.
Fugitiva de un tiempo que a mi lado camina.
Trini:este es,acaso, el mejor poema que te he leído.
ResponderEliminar¡Y mira que te he leído!
Las dos últimas estrofas,sencillamente,magistrales. La alegoría del agua, sus colores, sus atrevidas metáforas, su lucidez y su novedad...
Sencillamente,magistral.
Por no hablar de tu dominio de la MÉTRICA y sus recursos.El endecasilabo, el heptasílabo y el alajandrino (dominando las cesuras y las dialefas), versos que te son consustanciales.
Y tú VOZ, voz propia de poeta grande y de hondura.
Muchas gracias, Pedro. Suelo utilizar mucho el endecasílabo y el heptasílabo por su cadencia y el ritmo que hacen posible. Muchas gracias por tus palabras. Un fuerte abrazo.
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