Sobre piedra renazco.
Descorro las cortinas.
Sobre piedra
la mañana es un paisaje herido.
Amanecen las calles
al otoño sin flor de los balcones.
Bajo nubes mugrientas
se asientan los suburbios
y parecen perderse a humos de la luz.
Despierto igual que ayer
y a la hora de siempre.
La memoria golpea en los espejos
pero nadie responde. Nadie.
Ni siquiera un recuerdo
que temblara en los ojos vacíos
de aquella que se fue,
aquella que se escapa día a día,
sin ruido,
por mañanas idénticas,
rotas las suelas,
a tientas por la selva de cemento.
Aquella que se fue
nunca regresa.
Y vuelvo sola.
Despojada de mí
renazco de morir cada mañana
mientras calla el reloj del último minuto,
mientras la lluvia prende
sobre piedra.
Precioso!! Me encanta ��
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