Hoy remonto la cima de tu efigie serena
y me inclino ante ti,
y pronuncio tu nombre con un dolor perdido
en tu estela de sal de lágrima olvidada.
Eres la lluvia mansa con blancura de cisnes,
eres la sed y el agua para saciarme en ti.
Yo,
que nunca presentí las madrugadas
con sueños de ceniza,
soy la niebla que expande su red en las deshoras,
soy enigma en la sombra,
y en la nada renazco de morir cada día.
Quédate en mí despacio, soledad. Tómame
en este beso ausente de mis labios,
viérteme en tu silencio porque,
después de todos y de todo,
yo siempre te esperé.
Errantes, frente a la noche solos. Con la palabra como única compañía. La palabra hecha canto. La palabra como salvación, como catarsis. Mientras la luz nos niegue.
domingo, 26 de noviembre de 2017
domingo, 19 de noviembre de 2017
MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS
Oscuridad, amante y diosa.
Traes la negritud del mundo en tus hechizos.
Es mi son una cadencia triste,
un consuelo cuando descalza vuelves
e invades mi secreto.
Amante fiel, coronada en el tálamo
donde mi voz eleva sus columnas
y se incrusta en tu efigie de abisales remansos.
Yo me entrego a tu ardor, y me reclino
para invocar de nuevo la semblanza
de aquel poeta en ti. Aquel
que todavía respira por tus poros
la calma de cansancio enrarecida,
el gemido triunfal de una plegaria,
el rumor de las sílabas orquestando tu danza.
Yo te recibo, amante y diosa.
Envuélveme en la tela de tu capa lunada
y anúdame a los lazos de tu enigma.
Seré poeta en ti, serás la musa
de aquel que vigilante te penetra
y roba los engendros de tu entraña.
Serás la inspiración de aquel que siembra
un campo de metáforas.
Serás refugio de aquel que escucha el hombre
y luego calla.
Traes la negritud del mundo en tus hechizos.
Es mi son una cadencia triste,
un consuelo cuando descalza vuelves
e invades mi secreto.
Amante fiel, coronada en el tálamo
donde mi voz eleva sus columnas
y se incrusta en tu efigie de abisales remansos.
Yo me entrego a tu ardor, y me reclino
para invocar de nuevo la semblanza
de aquel poeta en ti. Aquel
que todavía respira por tus poros
la calma de cansancio enrarecida,
el gemido triunfal de una plegaria,
el rumor de las sílabas orquestando tu danza.
Yo te recibo, amante y diosa.
Envuélveme en la tela de tu capa lunada
y anúdame a los lazos de tu enigma.
Seré poeta en ti, serás la musa
de aquel que vigilante te penetra
y roba los engendros de tu entraña.
Serás la inspiración de aquel que siembra
un campo de metáforas.
Serás refugio de aquel que escucha el hombre
y luego calla.
domingo, 12 de noviembre de 2017
MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS
Tiemblo
por esta piel de otoño ya marchita.
Pasaron los otoños,
los inviernos por ella
y alguna primavera.
Son restos de otra piel que fui tejiendo
golpe a golpe de estíos,
de constancia.
Otra piel curtida de mañanas,
cuando el mañana abría sus fronteras
en un tañer de auroras sensitivas,
contagiadas de sol,
hurtando a la distancia su aventura,
dispuestos a avanzar por sus veredas.
Y aquel mañana,
por siempre inalcanzable,
me hizo perder la fe.
Hoy tiemblo
en esta cama de reposar otoños,
inviernos, y alguna primavera.
Donde zurzo mi piel
para abrigar sus fríos.
Donde no digo adiós,
tal vez,
hasta mañana.
por esta piel de otoño ya marchita.
Pasaron los otoños,
los inviernos por ella
y alguna primavera.
Son restos de otra piel que fui tejiendo
golpe a golpe de estíos,
de constancia.
Otra piel curtida de mañanas,
cuando el mañana abría sus fronteras
en un tañer de auroras sensitivas,
contagiadas de sol,
hurtando a la distancia su aventura,
dispuestos a avanzar por sus veredas.
Y aquel mañana,
por siempre inalcanzable,
me hizo perder la fe.
Hoy tiemblo
en esta cama de reposar otoños,
inviernos, y alguna primavera.
Donde zurzo mi piel
para abrigar sus fríos.
Donde no digo adiós,
tal vez,
hasta mañana.
domingo, 5 de noviembre de 2017
MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS
Son las siete, y dices
que aún tenemos una ilusión pendiente,
que hay motivos para ser, para creer...
Yo te prevengo. Yo,
que envuelvo de apariencias la rutina,
tengo el temor ardiendo de certezas,
la demencia saciada de corduras,
el pulso en azogues resistiendo.
Y quisiera avistar la fantasía,
acogerla en la red de mi regazo.
Y quisiera creer que aún tenemos
una ilusión a punto,
que el placer es un don que nos transforma
cumplida la razón, pero yo,
que maquillo la farsa costra a costra
y asumo el personaje que me otorgan,
tengo el temor ardiendo de certezas.
que aún tenemos una ilusión pendiente,
que hay motivos para ser, para creer...
Yo te prevengo. Yo,
que envuelvo de apariencias la rutina,
tengo el temor ardiendo de certezas,
la demencia saciada de corduras,
el pulso en azogues resistiendo.
Y quisiera avistar la fantasía,
acogerla en la red de mi regazo.
Y quisiera creer que aún tenemos
una ilusión a punto,
que el placer es un don que nos transforma
cumplida la razón, pero yo,
que maquillo la farsa costra a costra
y asumo el personaje que me otorgan,
tengo el temor ardiendo de certezas.
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