Son las siete, y dices
que aún tenemos una ilusión pendiente,
que hay motivos para ser, para creer...
Yo te prevengo. Yo,
que envuelvo de apariencias la rutina,
tengo el temor ardiendo de certezas,
la demencia saciada de corduras,
el pulso en azogues resistiendo.
Y quisiera avistar la fantasía,
acogerla en la red de mi regazo.
Y quisiera creer que aún tenemos
una ilusión a punto,
que el placer es un don que nos transforma
cumplida la razón, pero yo,
que maquillo la farsa costra a costra
y asumo el personaje que me otorgan,
tengo el temor ardiendo de certezas.
Y tengo el temor ardiendo de certezas... magnífico Trini, mantén este pulso con los versos. Gracias por compartir.
ResponderEliminarGracias a ti, amigo.
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