Hay tardes como sombras...
Habitan los rincones de la casa vacía
y se sientan conmigo al borde de la espera.
Hay tardes que golpean las sienes,
y el recuerdo
es un niño que pide la mano que acompaña.
Es un niño que duerme,
que sueña todavía
y despierta con miedo.
Nunca el reloj detuvo sus agujas
en un tiempo que yace a orillas del olvido.
Nunca el reloj
marcó el ayer en punto
tan despacio.
Nunca...
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