Errantes, frente a la noche solos. Con la palabra como única compañía. La palabra hecha canto. La palabra como salvación, como catarsis. Mientras la luz nos niegue.

lunes, 26 de diciembre de 2016

MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS

Cae a trozos la noche...

Engañosa quimera que repta por las sábanas,
lengua que lame los párpados rendidos,
fantasma que entrecierra la losa de la carne
y devora en su beso.

Mientras la estrella,
errante por ciegos callejones,
desciende con el traje de luto.
Se apagará su estela, y tornará felina
al maullido sin voz de los tejados,
al festín del escombro,
al aliento empedrado del mendigo.

Cae a trozos la noche...

No hay luna,
no hay letargo para dormir sin tiempo,
no hay embrujo con que hartarse de idilios,
no hay ídolos que acunen el insomnio.
Hay noche, solo noche:
un presagio de cielo a la deriva.















domingo, 18 de diciembre de 2016

MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS

(Frente al espejo)


Poso frente a ti
y me niegas tres veces.
Rompes en mil pedazos
aquella desnudez adolescente.
Mantienes la mirada
y me envuelvo en tus fríos,
y recubres mi piel
de una muerte más lenta.
Apenas te conmueves.

No es preciso fingir,
yo no te culpo.
Sellemos con un pacto la contienda:
acéptame cual soy,
sin maquillaje.
Y encontraré la paz
que escapa al tiempo.


domingo, 11 de diciembre de 2016

MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS

Quise volar.
Construí mi deseo y me nacieron  alas:
alas de aire para mi cuerpo libre.

Donde vientos me lleven anunciaré la huida,
ese espacio insondable donde asentar mi exilio.
Donde vientos me lleven. Al albur de su vuelo...


martes, 6 de diciembre de 2016

MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS:

Y sigo caminando...

Larga la huida, largo el cansancio
de mi sombra sola.
Como ángel caído sobre la tierra,
tropiezo, me levanto
y avanzo lentamente sin mirar hacia atrás.

Cuando anochezca se borrarán mis huellas,
pero aprendí el camino
y no me perderé.





domingo, 23 de octubre de 2016

MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS

Lento dolor de tarde. Lenta lágrima que envejece las horas en roces de penumbra. Herida gris del tiempo que me lleva. Eco para mi voz de adiós en grito.
Quién salvará este tránsito. Quién podrá derribar la calma de sus muros. Quién podrá detener la aguja mortecina en un instante solo.
Cien silbidos de trenes amarillos rezuman por la pared del aire. Cien farolas encienden sonrisas de metralla.
Pasa la tarde así, lenta de muerte. Todo el dolor prendido en sus vacíos. Huye en hilos de luz ,como un recuerdo, por la esquina del viento y de la escarcha.
Cien farolas anuncian la noche y sus apremios.
La tarde borda surcos de cal, polvo y retiro.

martes, 18 de octubre de 2016

MÍA Y LA TARDE. SOLILOQUIOS

El cenicero repleto de colillas, la taza de café, la pluma espesa, libros sobre la mesa amontonados, y yo, frente al papel, en mi desorden.
Dudo. No sé si escribo o hablo, si pienso o sobrevivo, si estoy fuera o me siento vertida en mis impulsos, si soy otra, de mí desconocida.
Dudo. En mi desorden, dudo. Imagino y no creo en mis fantasmas. Se sublevan y, a veces, me rehuyen. Otras veces se arriman ateridos, y los puedo tocar en el desorden de este cuarto cada vez más pequeño. Este cuarto donde nada más cabe: la última colilla, los posos del café, la pluma seca, libros sobre la mesa abandonados, y, ante el papel, la duda, que anochece conmigo, en mi desorden.

miércoles, 12 de octubre de 2016

MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS

Tiempo de otoño...
Los dioses de cemento te celebran, y la nostalgia tiñe de gris las avenidas. Hay llanto de hojarasca, hace frío, y es triste si se mira el cielo desde abajo.
El péndulo no cesa de vagar en el tedio y me pesa el silencio que cicatriza lento, blanquea las paredes cuando evades tu claridad de sombras, y eres ave que emigra hacia la luz.
Y me pesa el otoño, su extraño mestizaje sin tus manos ligeras, fugaces cuando encuentran la frescura del agua purificando el aire sobre mi piel, como una llaga abierta a la caricia.
Y el viento trae ausencias con aroma de sauces y de tierra mojada. Y el viento te retorna de lluvia y hojas muertas.
Es otoño...

domingo, 2 de octubre de 2016

MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS

Vivimos en plena era de la información. Todos entendemos de todo, y así, podemos dar clases magistrales sobre temas de candente actualidad: nutrición, medicina, política, psicología, etc, etc.
Ampliar conocimientos siempre será recomendable. Una sociedad debidamente informada no dejará paso  a la manipulación, aunque no siempre la información que recibimos viene acompañada de ese poso formativo, tan necesario.
Enriquecer nuestro espíritu ha sido una constante en el tiempo. Mas tan aconsejable como añadir, será quitar: limpiar, pulir desechar, erradicar, en definitiva, liberar a la mente de aquello que le sobra. Los fantasmas del miedo, de los prejuicios, la culpa, los complejos, que nos detienen  y paralizan.
Sumar para después restar. Aprender para desaprender.
Este puede ser el camino, nuestro camino interior. El camino que lleva y que todos buscamos.

domingo, 18 de septiembre de 2016

MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS

La coherencia. Difícil alcanzarla en su plenitud. Pensar, sentir y actuar en la misma dirección. Compleja tarea si recordamos el aforismo pascaliano , "El corazón tiene razones que la razón no comprende".
La limitación principal viene dada por esa pequeña parcela de libertad que nos permite, a duras penas, ejercer el derecho a ser nosotros mismos, a elegir, a decidir, a ser dueños de nuestra vida, de nuestro destino, a no depender de las veleidades y exigencias ajenas.
Cuántas veces nos hemos visto obligados a actuar de manera opuesta a nuestro criterio o a nuestros sentimientos...
Tenemos hipotecada una parte considerable de nuestra existencia por circunstancias extrañas a nosotros.
Aun así, la coherencia ha de presidir nuestro día a día. Practicarla, manifestarla, imponerla si es preciso. La coherencia como un camino que nos conducirá al equilibrio, a la seguridad, en definitiva, a la paz interior. Una tabla de salvación para estos tiempos convulsos que nos ha tocado vivir.

domingo, 11 de septiembre de 2016

MÍA Y LA TARDE: SOLILOQUIOS

Dónde está el límite entre fantasía y verdad en poesía...

José Hierro, con esa vehemencia que le caracterizaba, en una entrevista criticaba la denominación "poesía de la experiencia", como una modalidad que la diferenciaba de otras: "Qué poesía no surge de la experiencia, de la propia experiencia..."
Si bien es cierto que el poeta deja mucho de sí en sus versos, no todo lo que expresa en ellos ha tenido que ocurrirle  textualmente.
La dedicatoria de uno de mis libros dice así: "A ti, que me sabes en la luz de esta verdad mentida". "Verdad mentida". Así defino yo mi poética. En su exégesis el lector tendrá la última palabra.

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